sábado, 12 de enero de 2008

005 "Sin Emociones"

Miércoles 16 de marzo del 2005 , 08.00 am


Intro:

Una pieza atestada de revistas viejas, partituras de piano, tazas sin lavar, añejos casetes, ropa sucia y en el rincón del lugar reinaba una cama sin hacer, quizas desde hace meses, frente a ella : repisas donde el polvo ya he dejado sus huellas, en la pared viejas imitaciones de cuadros también llenos de tierra. Una suerte de ventana ya en desuso, reparada con cartones y diarios antiguos, brindaba una precaria luminosidad a la pieza. Crujiente la madera camuflaba sus quejidos ante la música.

Lo mas limpio del cuchitril era sin duda el órgano eléctrico de Claudio Tovar, el ausente tío materno del antihéroe.

Por aquellos meses aún vivía con Leonor, su madre, otro ser semi ausente e invisible hasta ese entonces, claro, en la vida de sus nietos, todos ellos por parte de Eufemia, su hija menor. La relación de la madre de Eduardo con la viuda de Tovar, era (por no decir nula) algo ambigua y sin sabor. Había amor, cariño, sin duda, pero el desden de Leonor, su ostracismo y la tímida frecuencia de los llamados telefónicos hacía que la comunicación fuera pobre. A no ser que la mayor de ellas llame ya sea desde un teléfono publico o desde la casa de la vecina, la única protagonista de su vida social: amiga, confidente y benefactora. Una de las pocas que se preocupaba de que la anciana comiera bien, no la azotara el frío y se mantuviera entretenida. Claudio casi nada aportaba en casa, su trabajo como vendedor de cafés y té en La Vega podía solo, y con suerte, suplir sus necesidades personales. El arriendo de la casucha lo pagaba Leonor, así como los gastos de la casa.

La vecina de la esquina, la Sra. Pablita, eterna solterona, la invitaba a diario a almorzar y ver televisión. Ambas atendían el negocio de la generosa vecina, al calor de una estufa en los inviernos mas crueles o compartiendo una helada bebida en las tardes mas soleadas viendo los partidos de futbol. La complicidad de Leonor con ella era lo único que la mantenía con ánimos y por supuesto suplía sus miserias : un almuerzo digno, una agradable once y amena compañía. Leonor jamás se quejaba de tales penurias, solía decir “soy buena pobre”.

Por su parte, la hija se había prometido a si misma evitar por todos los medios visitar la casa de su madre, por lo menos con su consorte y sus hijos. Un lugar deprimente, oscuro, sucio, insalubre, lleno de cosas inservibles, distaba del ambiente que Eufemia quería proyectar hacia sus hijos. Por lo demás la relación que tuvo con Claudio nunca fue buena, haciéndole honor a la verdad nunca fue y ambos han sido indiferentes. De hecho, Eduardo, al morir su abuelo, se enteró que tenia un tío por parte materna, a las ocho años de edad.

...

Al día siguiente de terminar con Simonne, Prado debe poner en orden las cosas y seguir con su vida de forma normal: "¿Cuales serán los pasos? ¿Titubear eternamente en la ambigua bisexualidad? Continuar con la seguidilla de mentiras y sentimientos falsos?."

“No considero que haya algo falso, simplemente no supe canalizar todo y se me fue de las manos. En realidad jamás dejaré de quererla, pero algo mas que físico es lo que siento por la gente de mi mismo sexo y quiero experimentar cosas, dejarme llevar un rato y despojarme de la represión y la culpa.”

Todas estas reflexiones son el contexto de una nueva jornada en Lastarria. Muchos rostros nuevos por esta estupida fusión. Y otros tantos ya conocidos. No hay un saludo ni una consideración que se le asemeje, al entrar al aula el Antihéroe solo mira a un par y eso sería el saludo diario. El ritual de la cotidianeidad se limitaba a Manzano, Velasco, Beltrán y unos cuantos. Excluyamos a Labarca que va en un curso aparte. (Menos mal!). En la sala 207 solo para decir presente, la primera clase del día viernes es con el Sr. Flores, un octogenario docente de filosofía que aparte de delirar gran parte del día expele humo hediondo desde su pipa en cualquier parte del establecimiento, como si tuviera un fuero, nadie se atreve a contradecirlo por su vicio.

“Es así como me debo cambiar de sala sin saber donde quedara aquella que me recibirá miércoles y viernes para Filosofía electivo. Mientras Flores nos da la bienvenida comparto banco con Velasco, sus frías manos dan paso a su hiperquinetico dialogo. Me arrimo a un rincón cerca de las cortinas, mientras mas oscuro sea mejor. No se tarda en notar un cambio en mi conducta o por lo menos en la ultima semana. Tras ires y venires Velasco termina convirtiéndose en mi confidente, superando claro a Lisandro quien no hace mas que escuchar. Velasco alimenta la llama de mi bisexualidad, otorgándole un prisma lucido y positivo. Yo le digo que la decisión debe ser tomada ya pronto y de la represión contenida. Velasco también tendrá días difíciles , se los prometo…"

...

La tv suena fuerte, las noticias, los niños juegan , la música desde la ultima pieza a la izquierda invade el sector, suena Ramires! “Chico de Ciudad”

Don Alfredo trata de tranquilizar y racionalizar a su mujer. Eufemia aun no encuentra trabajo y necesita que alguien cuide de Mateo mientras ella va por un empleo. El Sr. Prado apela a la templanza de su consorte:


Alfredo: No puedo llevármelo donde mi mamá sabes como están allá las cosas
Eufemia : Entonces quien lo cuida?
Tu mama
No llevaré a Mateito a esa casucha!, Mi mama vive en otro mundo aparte, no se puede contar con ella.
Es mas practico llevarla done tu mami, queda en Mapocho. Lo voy a dejar en auto, dejo el auto allí, ahí no hay tantos pacos. Por que me pueden pasar un parte.Después tu lo vas a buscar y los traigo a los dos para acá .
¿y a donde vas a ir tu mañana?.
Le pasé a Eduardo un par de curriculum y los dejó en varias partes, me llamaron para una entrevista, no pagan bien pero ahí verè.
Entonces si no te conviene para que vas poh Eufemia !
No alcanza con lo que tenemos …. Ya no puedes seguir pagando el dividendo. Y estamos comiendo con los justo…, debo moverme debo hacer algo. Baja esa tele … me oyes ?
Es cosa de tiempo.
Yo no soy como tu.

….

Prado y Velasco esa misma tarde se ven al ultimo recreo, y llegan a una conclusión unánime. “Sin emociones”. Ambos se mostraban reticentes a asumirla. La gente de su generación todas pasaban por procesos de cambio o asimilación de estos, donde el mas mínimo cambio alteraba el estado anímico de los sujetos. Velasco impulsaba a Eduardo a que actuara por sus propios deseos y que hiciese lo que fuese posible por ser feliz. Fiel a los ideales griegos, que ponga en practica todas esas cosas de las que ellos hablaban. Ambos cierran un pacto, en pos de construir sus perfiles humano-científicos, que determine la modalidad a proceder y manejar la situaciones a su favor, tener una perspectiva global y pensar frío.

Pero lo que Velasco ignoraba eran los placeres reprimidos que por tantos meses tenia nuestro antihéroe, no era solo un tema de Identidad , sino un dilema carnal, que tiene solución nada mas que llevándolos a cabo.

Comparten el mismo vagón de metro, Eduardo deja a su amigo en el andén, pero ... sabe que no es la estación para poder llegar a su casa, hoy se dará un pequeño lujo, que hace tiempo no se daba. Suda, el calor de marzo aún no nos deja en paz. Sube unas anchas y antiguas escaleras, mira hacia todos lados, apaga su celular, guarda su billetera en la mochila y golpea la puerta. Un tipo somnoliento se entre asoma y le sonrie, lo hace pasar. (Literalmente).

1 comentario:

Lolo dijo...

Aun recuerdo mis dias de adolescente, en que, como decias, el mas minimo cambio alteraba mi animo llevandome a una depresion o al extasis total, concluyendo al final en un estado sin emociones.
Delirante, sorprendente. Tus historias las devoro y me devoran, me absorben.
Qué bueno que al fin apareciste!
Yo igual espero mas cosillas en tu blog.
Un abrazo amigo bloggero, ha sido un placer. No. Un gusto. Un placer sale mas caro...